A las 7 de la tarde del 2 de
marzo de 2016 se celebró en las dependencias de la Casa de la Iglesia- Siloé el
segundo Diálogo Abierto de este curso propuesto por la Sección de Menores de la Conferencia
Episcopal y de la que nos hicimos eco en cuanto se nos propuso.
El tema fue “La violencia en
la adolescencia” y los ponentes fueron Francisco Mancera y David Praem,
Policías Nacionales de la Sección de Atención a la Familia y la Mujer (AFAM)
acompañados por Javier Roméu, Abogado especializado en problemas familiares.
Todo ello moderado por Emilio Muñoz, Delegado de Migraciones de la Diócesis de
Huelva.
En un primer momento Emilio presentó el Diálogo y a los ponentes, dando la palabra a David y Francisco los cuales empezaron distinguiendo lo que entendemos por violencia de género y violencia doméstica. Explicaron que actualmente la Ley contempla ayudas sociales, civiles, económicas, grupales, inclusivas…
Nos ilustraron con un vídeo
llamado “Simplemente no te quiere”, puesto que la violencia entre jóvenes está
aumentando en “acoso sentimental”.
Dejaron claro que los adultos inculcamos estereotipos en los menores.
Surgió inmediatamente el Diálogo puesto que David y Francisco invitaron a
preguntar en cualquier momento de su intervención.
¿Por qué existe y aumenta la
“violencia de género” en la adolescencia? Los menores, continuamente y desde
bien pequeños están bombardeados por todos lados en publicidad, películas
Disney, lenguaje, medios de comunicación social con una serie de ideas que
luego se traducen en la vida.
Se preguntaron los padres y
madres asistentes que si los chicos no ven estas actitudes como negativas y
cómo intuir o ver que esto está pasando a sus hijos, sean acosadores o
acosados. Nos recomendaron preguntar a los amigos, puesto que, a veces, lo
saben mejor que los padres.
Madres inmigrantes preguntaban
y se extrañaban de que en nuestro país hay “mucha libertad para los niños” en
casa, en la educación; les regalamos y compramos móviles muy pronto… y que ahí
puede estar una de las causas.
David y Francisco recomendaban
que, ante cualquier signo lo pongamos en conocimiento de la Dirección General
de la Policía. No son psicólogos ni psicoterapeutas, sino que aplican la ley. A
partir de los 14 años no son impunes, incluso pueden dormir en calabozo.
Nos indicaron que no tengamos
una falsa protección sobre los hijos. Volvieron a compartir un vídeo muy educativo
sobre el bullying que acaba con esta frase en pantalla: “Children see. Children
do.” El ejemplo que les demos será para ellos crucial.
Una profesora preguntó qué
protocolo existe si un profesor ve un caso de acoso. Nos ofrecieron un correo
electrónico anónimo donde se puede dar conocimiento de ello: seguridadescolar@policia.es. Debe
ponerse en conocimiento de la Policía ya que son la herramienta de la justicia.
Debemos conocer la ley para poder colaborar.
Una madre, por experiencia de
tener una hija víctima de acoso, comenta que los procedimientos son lentos, que
en los colegios cuesta que surja un tema así. Compartió que a su hija le hizo
mucho bien estar en LAETARE porque convivió con otros niños y jóvenes sin
sentirse “amenazada”.
Emilio dio paso a Javier el
cual empezó diciendo que en casos de bullying hay muchos casos que no llegan a
donde deben llegar. Solucionamos o intentamos solucionarlo en el ámbito
educativo, pero si el acosador ve que su acción no tiene “repercusión negativa”
sobre él, lo seguirá haciendo.
Nos dijo que, en su opinión,
quien falla es la política, no la Justicia. La Justicia funciona porque, tarde
o temprano, resuelve el asunto. Pero que tenemos aún leyes imperfectas porque
se legisla a base de “impulsos sociales”. Los medios de comunicación “manejan”
a la sociedad.
En noticia de noviembre de
2015 un estudio de la Universidad de Valencia ofrecía unos datos sobre la
violencia psicológica y física en menores verdaderamente preocupante. Las
agresiones de hijos a padres han aumentado. Y muchos más que no se denuncian.
Javier comentaba que, por su experiencia en la abogacía, un problema son los
padres sobreprotectores. Los hijos, acostumbrados a tenerlo todo, no aceptan un
NO y entonces sueltan rabia, insultos y golpes. También ha visto casos en
padres muy estrictos. Las agresiones verbales son un tanto por ciento muy
elevado de los casos.
Los menores con baja
disciplina, amigos negativamente influyentes, drogas y ganas de grandiosidad
son caldo de cultivo para todo ello. Entre los chicos hay más violencia física
y entre las chicas hay más violencia verbal. Las madres son más agredidas que
los padres.
Nos siguió explicando que el
problema es social, de valores, de familia. Aunque no es una regla de tres, por
su experiencia se dan más casos en familias fuertemente desestructuradas. ¿Qué está pasando, qué está fallando para que
unos padres lleguen a denunciar a los hijos?
En procesos de separación o
divorcio los hijos no deben ser “armas arrojadizas”. Esto hace mucho daño a los
hijos.
Educar a los hijos en valores
y en colaboración con la escuela es una buena forma de solucionar este
problema, que va en aumento en nuestra sociedad.
Emilio despidió el Diálogo
dando gracias a todos los asistentes y a los ponentes. Los asistentes quedaron
muy satisfechos y con ganas de más. Nos emplazó al mes de mayo en el que
celebraremos en tercer Diálogo Abierto de este curso.
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