¡Oh Emmanuel, Rey nuestro, esperanza de las naciones
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Queridos
hermanos y hermanas:
Es
el primer año que después de nuestra aprobación, puedo felicitar esta fiesta de
la Natividad del Señor con la alegría inmensa de sabernos bendecidos con este
gran regalo.
Jesús,
el Emmanuel, Dios con nosotros, de nuevo se hace presente en nuestras vidas y
nos invita a un nuevo encuentro con Él.
En
los comienzos de nuestra andadura veíamos como primordial mantener nuestro ser
contemplativos y apostólicos, teniendo los mismos sentimientos que Cristo
Jesús, contemplando a pie de calle, en nuestros hermanos, al Dios vivo que
habita en cada hombre y mujer, en cada niño o anciano, migrante o refugiado,
que nos encontramos en cada uno de los segundos de nuestras vidas.
Sea
María, nuestra Madre, el modelo a seguir e imitar. Ella lo contempló y lo
esperó, fue primer sagrario y primera discípula y primera también en el
servicio del Reino de su Hijo.
María,
con su HÁGASE, se puso en las manos de Dios para cumplir ese plan salvífico que
tenía Dios para la humanidad.
Hoy,
en esta Navidad de 2015, seamos nosotros como Dios nos soñó, caminemos y seamos
como Él nos quiere: misericordiosos, compasivos y llevando el amor que se parte
y se comparte a cuantos nos esperan.
¡Seamos
como Él nos soñó!
Contemplemos
el misterio de un Dios que se hizo como nosotros.
¡¡FELIZ
Y ETERNA NAVIDAD!!
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