"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas,
gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás
con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán
tus frutos".
(SAN
AGUSTIN, Coment. a la 1. a Epístola de S. Juan, 7)
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28-08-2015
28-08-2015
Queridos Hermanos y Hermanas:
En este primer año en que podemos
celebrar la fiesta de nuestro Padre san Agustín como Comunidad, no podía faltar
esta felicitación a todos los hermanos y hermanas que la formamos.
Ya hace muchos años, cuando apenas
era una niña, la frase de nuestro Padre que encabeza esta carta llegó a mis
manos y la hice parte de mi vida como palabra que, junto al testamento de Jesús
en el Evangelio de san Juan, capítulo 17 y la perícopa de la primera carta de
san Juan 4, 16 han ido marcando un camino que, en el día a día, he descubierto
que no es mío, sino aquel que Dios va trazando para mí en cada instante. Lo
mejor de todo es que Él camina por delante y hace cada cosa antes que yo.
Quedarnos solo en el “ama y haz lo
que quieras” sería no asumir con certeza lo real de esta frase, ya que el amor
no tiene sentido en sí mismo si no va acompañado de dar todo de nosotros
mismos, como quien da la vida sin esperar nada a cambio. Al igual que quien va
perdiendo a cada paso, en cada acción, en cada momento de encuentro con los
hermanos un trozo de su corazón… Ese perder algo de nosotros mismos nos hace
ser un poco más de los demás y, a su vez, más de Cristo.
A lo largo de la historia de la
Iglesia el Espíritu Santo ha suscitado en ella los distintos carismas y
fundadores que la han ido adornando con matices que terminan formando esa gran
obra de arte que, sencillamente, es grande porque todos los carimas van, como
pequeño barco, a un solo gran puerto. Es por eso que estoy convencida que no es
el carisma quien hace a la persona, sino la persona, movida por el amor a Dios,
quien da vida a ese carisma.
A nosotros se nos ha llamado a tener
un solo corazón y una sola alma “In Deum” desde el AMOR, la MISERICORDIA y la
COMPASIÓN para con nuestros hermanos y no podemos olvidar que, si seguimos
fielmente ese camino, en cada uno de ellos encontraremos a AQUEL que nos dejó
escrito que “lo que hagáis a uno de estos, mis humildes hermanos, a mí me lo
hacéis”, sabiendo que para cada uno de ellos somos PALABRA, CARICIA, ABRAZO y
TERNURA de un DIOS que es AMOR.
Quiero terminar esta felicitación
dándoos las gracias por vuestro apoyo y vuestro cariño, a los de siempre y a los
que os unís a esta aventura. Que vivamos la unidad que Jesús nos pide y creemos
puentes que nos hacen tocar y vivir a Dios como paraíso ya aquí en esta tierra.
Que Dios os bendiga siempre. No
olvidemos rezar los unos por los otros.
Mi abrazo fraterno y mi oración
siempre.
In
Deum
Hna.
Macarena Orozco