"Dios hizo de las madres un misterio de amor y de esperanza y de ternura,
y al perfumar con ellas nuestra historia, dejó en el mundo una sonrisa suya".
(San Agustín)
El pasado día 16 de agosto nuestra hermana Carmina, laica de nuestra Comunidad, cruzó el puente de esta vida hacia los brazos del Padre, que siempre la acompañó en su vida.
Madre, esposa y profesora ejemplar, acompañó los pasos de la Comunidad desde sus inicios y entró a formar parte de ella como Colaboradora. Y desde entonces no hubo actividad que se llevase a cabo en la que no participase: Laetare, Formaciones, Eucaristías, Éleos, Encuentros interdiocesanos... y no solo con su presencia, sino, muchas otras veces de manera más anónima, pero también eficaz.
Su amor a la familia, su saber estar en Comunidad han quedado patentes en su vida y en el adiós que le hemos ofrecido hoy en la Eucaristía de su funeral. El salmo nos ha recordado que "el Señor es compasivo y misericordioso", precisamente dos pilares de nuestra vida comunitaria. Y Carmina los llevó a la práctica diariamente.
A partir de hoy nos ayudará más eficazmente.
Inolvidable Carmina.
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